sábado, 3 de octubre de 2015

Darwin en Cataluña

En mi opinión, lo que estamos viendo en Cataluña estos días es la evolución de la especie en vivo y en directo. ¡Ahí queda eso! Me gustaría explicar esto de forma breve y concisa, pero ya os digo que no podré. Mi idea se basa en los siguientes conceptos:


1. La condición humana. Creo que el éxito de nuestra especie se debe a que tenemos una condición humana dual: por un lado, competimos a nivel individual para conseguir el mayor bienestar y estatus posible, y por otro somos capaces de sacrificar nuestros intereses individuales en favor del grupo al que pertenecemos, algunas veces hasta entregando nuestra propia vida. Si no le damos a esta característica la importancia que de verdad tiene, tendremos dificultades para comprender y/o explicar comportamientos que se repiten por todo el mundo y a lo largo de toda la historia, como, por ejemplo, la guerra.

2. Los grupos/tribus/naciones no son eternos: nacen, compiten por los recursos y si no triunfan desaparecen. Así ha sido siempre desde los primeros cazadores-recolectores. Se trata de un proceso de selección natural donde los que han de adaptarse no son los individuos, sino los grupos. Por regla general, el grupo mejor cohesionado es el que resulta vencedor y sobreviviente, ya que en un grupo de estas características los individuos están más dispuestos al altruismo y al sacrifico personal, lo que acaba confiriéndole mayores potencia de lucha y capacidad de resistencia.

3. Un grupo estará más cohesionado cuando:
     i) Mayor sea la sensación de ser atacados o amenazados por un enemigo exterior;
    ii) Mayor sea la sensación de superioridad que los individuos de ese grupo tienen con respecto al resto de grupos;
   iii) Mayor sea la recompensa esperada de los componentes del grupo con respecto a los recursos a obtener y a repartir
   iv) Mayor sea el sentimiento de ser tratado con justicia dentro del grupo, es decir, la percepción de que cada uno ocupa un estatus que ha sido conseguido por méritos propios y con bases éticas, de tal manera que los que están arriba son respetados y los que están abajo son tratados con justicia.

Es importante recordar que en todo momentos estoy hablando de percepciones, sentimientos y emociones; aquí la racionalidad tiene muy poca influencia, y esto es muy importante. Quiero decir, esta característica humana es tan genética (o epigenética) como lo es tener dos brazos y dos piernas. Pensad en lo bien que nos sentimos cada vez que nuestro equipo o selección nacional gana algún título importante; no hay ninguna ganancia racional en ello y aún así sentiremos una agradable sensación que nos acompañaré durante días. Pero también es muy importante decir que esto no es nada determinista; quiero decir, tenemos realmente esta predisposición genética, pero el entorno puede estimularla o anularla, como todas nuestras disposiciones genéticas.

Mi conclusión es que la cohesión del grupo/tribu/nación España lleva mucho tiempo degradándose, en otras palabras, que el orgullo de ser Español ha sufrido demasiado y se ha debilitado mucho, mientras que la cohesión del grupo/tribu/nación Cataluña lleva tiempo viviendo una tendencia contraria. Solo así puedo comprender que casi la mitad de la población catalana quiera independizarse de España. En cuánto a cómo esto ha ocurrido o está ocurriendo, no puedo señalar un único motivo; más bien puedo hablar de varias causas de variada naturaleza y que vienen de lejos en el tiempo. Siguiendo los cuatro puntos que fomentan o debilitan la cohesión de una tribu/nación, los citados más arriba, esto es lo que yo veo:

a) Enemigo exterior: España no tiene identificado un enemigo exterior del que defenderse. Peor aún, desde el final de la Guerra de la Independencia las clases dominantes nos han dicho que el peor enemigo de España es un enemigo interior, primero fueron los liberales, después los republicanos, después los socialistas, después los comunistas, después los separatistas y ahora Podemos. Lógicamente, el efecto contra la cohesión del grupo es muy negativo, pues genera división y desconfianza. Por el contrario, Cataluña sí tiene identificado perfectamente a España como su enemigo exterior (recordad que esto no es racional, son solo emociones y sensaciones). Tanto un mensaje como otro pueden verse a diario en los medios de comunicación de este país.

b) Sensación de superioridad: los españoles llevamos más de 500 años de declive como nación relevante; perdiendo batalla tras batalla, guerra tras guerra y revolución tras revolución, hemos pasado de ser la potencia dominante del planeta a la más absoluta de las irrelevancias durante la autarquía de los años 1940, tras la Guerra Civil. No hay un ejemplo semejante en toda la historia de las civilizaciones. Es muy difícil sentirse orgulloso de esto. Solo la Guerra Fría nos sacó de aquel pozo, y aunque es cierto que con el desarrollismo de los años 60 y con la entrada en la Unión Europea hemos recuperado algo de terreno, esa idea pesimista transmitida de generación en generación no es tan fácil de borrar. Por el contrario, Cataluña tiene interiorizado un gran orgullo, hasta el punto de sentirse una nación tan avanzada como puedan serlo Gran Bretaña, Francia o Alemania. Este sentimiento está basado en hitos como que allí, al contrario que en España, sí que ocurrió la Revolución Industrial como ocurría en el resto de Europa, como también se dieron el desarrollo capitalista, la creación del tejido empresarial, la aparición de los primeros sindicatos y las revoluciones sociales consiguientes, y que si estas no han triunfado ha sido por la oposición de las negras fuerzas de España.

c) Esperanza: los españoles no tenemos la sensación de que el hecho de que pertenezcamos a este país nos vaya a suponer algún tipo de ventaja o recompensa en nuestra vida individual. Solo los últimos triunfos deportivos nacionales han cambiado algo este aspecto (y esto no es ninguna tontería), pero se necesita algo más para reforzar la cohesión de grupo/tribu/nación. De hecho ha ocurrido más bien al contrario, pues los españoles hemos visto como la crisis actual nos ha hecho mucho más daños a nosotros como españoles que a los habitantes de otros países occidentales. En Cataluña, por el contrario, hay una gran mayoría que espera que el mero hecho de obtener la independencia supondrá un cambió importante en sus vidas diarias.

d) Justicia interior: esto es algo evidente en los últimos tiempos, aunque lleva siendo así desde hace cientos de años, si no mil ("que buen vasallo si hubiera buen señor"). Pero también es cierto que esto se da tanto en España como en Cataluña. La sensación de que las clases dirigentes han conseguido ascender de forma no ejemplar, por no hablar de auténticos delincuentes, es algo muy arraigado y un crecimiento que ha crecido y se ha extendido en los últimos años. Los continuos escándalos de corrupción, al abismo que el sistema electoral ha creado entre representantes y representados y la benevolencia con que la justicia trata a los delincuentes que ascienden en la escala social, ha hecho un daño incalculable al sentimiento de ser español. Si a esto unimos la fuerte crisis económica que estamos viviendo, tal vez comprendamos mejor porqué el separatismo se ha disparado del 25%-30% a casi un 50% del voto catalán en poco más de siete años.

¿Significa esto que doy a Cataluña por perdida? Pues, honestamente, no tengo muchos motivos para esperar lo contrario a medio plazo. Y ello es así porque, siguiendo de nuevo los cuatro aspectos que creo relevantes para reforzar la cohesión de grupo, para mejorar el orgullo de ser español, lo que veo es que se avanza en la dirección equivocada.

Cada vez que digamos que el enemigo de nuestra forma de vida está entre nosotros en lugar de identificarlo con las fuerzas que realmente nos amenazan, como son la desigualdad, la agresión al medio ambiente y los fanatismos, estaremos favoreciendo a los independentistas, porque lo que necesitamos, catalanes y españoles, es ser conscientes de que es lo que realmente amenaza nuestras formas de vida.

Cada vez que no participemos activa, decidida y éticamente en la solución de los problemas de gobernabilidad mundial, ,ya sea en solitario o vía alianzas, estaremos favoreciendo a los independentistas, porque tanto catalanes como españoles necesitamos sentirnos orgullosos de lo que nuestro país está haciendo por mejorar el mundo.

Cada vez que recortemos los derechos sociales adquiridos y cada día que no hagamos nada para reducir la enorme desigualad de nuestra sociedad, estaremos favoreciendo a los independentistas, porque necesitamos sentir todos juntos que vivimos en una sociedad que puede defender nuestros intereses y mejorar nuestro bienestar.

Cada vez que se reaccione tibiamente contra los casos de corrupción y cada día que pase sin que hagamos las reformas políticas necesarias para que los ciudadanos se sientan realmente representados por los políticos (reforma electoral, listas abiertas, elección directa y, sobre todas las cosas, efectiva división de poderes), estaremos favoreciendo a los independentistas, porque necesitamos sentir, todos juntos, que la sociedad en que vivimos es justa y tiene unas sólidas bases éticas y morales.

Pero lo que veo, cada día, es que estamos haciendo exactamente lo contrario.

Claro que esto es solo mi opinión.







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