miércoles, 13 de marzo de 2013

La Privatización de la Sanidad sin Sesgos Ideológicos

El Real Instituto Elcano (quizá nuestro más prestigioso Think Tank) ha publicado en su web un estudio titulado Gestión Pública y Gestión Privada de los Servicios Sanitarios Públicos: más allá del ruido y la furia, una comparación internacional. Nos ha parecido muy interesante citarlo aquí, dado el feroz debate que tiene lugar con motivo de la política de privatización que se viene implantando desde hace algún tiempo, especialmente en la Comunidad de Madrid, y que, en mi opinión, no hará más que arreciar.

Efectivamente, aquí en España ya se sabe: si eres de derecha TIENES que estar a favor de la privatización, y si eres de izquierdas TIENES que estar en contra. Somos así de reflexivos. Pero lo cierto, dice el informe, es que en España carecemos de cualquier evaluación o estudio que arroje luz sobre las diferentes fórmulas que han sido utilizadas por las autonomías competentes.

Sí que los hay, por contra, en otros países de nuestro entorno, y en general parece ser que no hay evidencias de que la gestión privada sea más eficiente en los resultados. Claro que ¿qué es ser eficiente en temas sanitarios? Porque estaremos de acuerdo en que lo que hay que medir es la salud de los habitantes de un país, ¿verdad? ¿De qué me vale a mí un sistema supereficiente si caigo enfermo, no puedo pagarlo y me muero? Pues eso; que a nivel internacional se utiliza un índice que se llama, atentos, Mortalidad Prematura Innecesaria y Sanitariamente Evitable... ¡me encanta! Pues en ese índice somos líderes mundiales, tíos... y es un hecho cuantitativo, eh? no una opinión.

Pero lo cierto es que nuestro sistema sanitario, hace nada valorado como el mejor servicio público, orgullo de todos los españoles por su amplitud, solidaridad y bajo coste, ha pasado en cuatro días a ser considerado como un derroche galopante, plagado de profesionales parásitos que solo buscan su interés y esquilmado por el mal uso que los españoles hacemos de él. Hay que ver lo que pueden hacer los políticos con la ayuda de los medios de comunicación: te repiten mil veces que tu caramelo es una mierda y el caramelo acaba oliendo a mierda. ¡Cómo mola la naturaleza humana!

Así, con la privatización lo que se busca es aplicar técnicas de administración modernas en su gestión, como el trabajo por objetivos, la medición de resultados y la gestión profesional, separando los gastos puros de compra  de los de gestión. En España ya se han aplicado fórmulas en este sentido; aquí mismo tenemos el Hospital de Alzira y el nuevo de Elche, pero seguimos sin tener un estudio de resultados adecuado que nos permita comparar. Sí disponemos, por contra, de encuestas de valoración por parte de los usuarios, pero no hay diferencias entre la satisfacción de pacientes asignadas a hospitales públicos con la de pacientes asignados a hospitales privados.

A nivel internacional se repite el patrón, con el agravante de que, por ejemplo en Gran Bretaña, muchas de las concesiones privadas se han mostrada más caras de gestionar, hasta el punto de que  con demasiada frecuencia se ha llegado al rescate de dichas concesiones (algo que nos pasó aquí, en la CV, cuando en 2003 hubo que rescatar la del Hospital de Alzira, modificar sus términos y volver a adjudicarla). En el otro extremo, un estudio italiano advirtió de que las tasas de retorno de estas inversiones privadas, cuando son viables, superan con creces a las que serían normales en un mercado de libre competencia.

Concluyendo; la reforma de nuestro sistema sanitario, que la necesita, no ha de plantearse estrictamente en términos de gestión pública o privada, sino en la aplicación de otras fórmulas que tengan en cuenta los factores que definitivamente sí afectan a la calidad de sus prestaciones, como el entorno institucional, la cultura de los centros o las condiciones de los contratos del personal. Para ello, los principios tradicionales de Universalidad, Solidaridad y Equidad no han de ser alterados, sino completados con otros de transparencia y rendición de cuentas.

Informe del Real Instituto Elcano

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