lunes, 12 de mayo de 2014

La Manipulación de las Emociones

Comento hoy un artículo que, en octubre del año pasado, publicó Eduard Punset en su blog. Aunque el título del artículo es "Distintos Universos", mi interés se centra en que contiene dos ejemplos de cómo la manipulación de las emociones cambia instantáneamente nuestro comportamiento ante una misma realidad. Y de lo fácil que es manipular dichas emociones.


En el primer experimento, se dividió un equipo de limpiadoras en dos grupos: a uno de los grupos se les dijo que se trataba de un deporte mientras que al otro no se le dijo nada. El resultado fue que el primer grupo de limpiadoras fue más eficiente en sus tareas y, además, las limpiadoras perdieron peso. El segundo tuvo un resultado normal.

En el segundo experimento, se escogió a dos grupos de personas para realizar una tarea. A uno de los grupos se les dijo que iban a ser víctimas de un durísimo ejercicio, aunque no tenían que temer por su seguridad. Al segundo grupo a penas se les explicó el contenido de las pruebas. Resultado: en el segundo grupo, el que solo conocía el contenido de las pruebas, el 20% de los participantes solicitó la ayuda de los demás compañeros. En el primer grupo, el 80% de los participantes requirieron ayuda de otros.

Fijaos cuán grande es el poder del subconsciente. Una pequeña variación en la información suministrada y nuestra actitud ante una misma realidad cambia como de la noche al día. De ahí proviene, como habréis adivinado, el inmenso poder de los medios de comunicación.

Si para evitar la manipulación estáis pensando en controlar las emociones olvidadlo. Las emociones, como reacciones fisiológicas ante estímulos recibidos, están firmemente insertadas en nuestro genoma, pues están en la vida prácticamente desde su inicio y se han mostrado muy útiles a lo largo de miles de millones de años de evolución. Por el contrario, la consciencia, de la que somo únicos depositarios, a penas tiene 4 millones de años. Intentar controlar las emociones es, por lo tanto, una batalla perdida que solo puede terminar en un fuerte deterioro de la salud mental, como, de hecho, le está ocurriendo a nuestra civilización.

Lo que sí podemos hacer en conocernos y comprendernos. Tras 400 años viviendo en el reino de la Razón, las emociones van recuperando el lugar del que fueron desterradas. Saber cómo funcionan y aceptarlas como son, constituye la base de una nueva cultura que amanece por el horizonte y que, cuando sea debidamente incorporada a la educación, será la pasta de la que nacerán hombres verdaderamente libres, con naturalidad para el pensamiento crítico y capaces de una gran fuerza creativa.

Entre tanto estemos alerta. Ni una sola coma de la información que recibimos es neutra. Todo lo que leamos, veamos o escuchemos, sea por el canal que sea, estará destinado a modificar nuestro comportamiento.

Incluso este post.

Enlaces Relacionados:
Distintos Universos, en www.eduardpunset.es






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