viernes, 23 de mayo de 2014

De cómo la Ciencia sustituirá a la Religión

Sabemos desde antiguo que las creencias religiosas aportan consuelo y bienestar a las personas creyentes. La condición humana, que alcanza toda su tragedia y toda su maravilla al ser consciente de que vamos a morir, no ha podido resistirse a creer en todo tipo de pensamientos mágicos con tal de que proveyeran una explicación, cualquier tipo de explicación, a la existencia y a la muerte. Además, dichos sentimientos se intensifican considerablemente cuando se participa en representaciones y ceremonias. No deberíamos, de ninguna manera, menospreciar ese consuelo y ese bienestar conseguido; en ellos se han sustentado, y se siguen sustentando, todo tipo de poderes y dominios, hasta tal punto que, no ya la eliminación de dicho pensamiento mágico, sino la sola sustitución de un pensamiento mágico por otro, ha costado la vida a millones de personas, si no cientos. Y sigue costando: el miércoles pasado, hace dos días, 118 personas morían en un atentado islamista en Nigeria.

Pues traigo buenas noticias; ésto se va a acabar.

Investigaciones recientes sugieren que la ciencia podría también proporcionar dichos sentimientos de consuelo y bienestar en la misma medida y con los mismos mecanismos neuronales que lo hace la religión. Investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Yale se preguntaron si sólo las creencias religiosas son beneficiosas o si, por el contrario, cualquier otra creencia sobre el orden del universo y nuestra papel en él consigue los mismos beneficios. Para ello hicieron un experimento en una competición de regatas, donde a algunos de les remeros se les indujo cierta ansiedad vital haciéndoles escribir sus pensamientos sobre su propia muerte y reforzando las ideas de cómo la física y la naturaleza explican el deslizamiento y la velocidad de la piragua. Al finalizar la carrera, estos sujetos declararon sentirse mejor y creer más en la ciencia. El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Experimental Psychology.

El descubrimiento, por tanto, es de una gran importancia. La Nueva Cultura, basada en los sorprendentes y novísimos descubrimientos que estamos haciendo sobre cómo funciona nuestro cerebro, hace tiempo que viene señalando que son solo tres los pilares que proporcionan una felicidad auténtica y duradera al ser humano, a saber: la salud, el bienestar de los demás y el conocimiento. Y, sobre éste último, también nos dice que el viejo pensamiento, el pensamiento mágico, ha de ser desterrado de la educación para dar paso al nuevo pensamiento, al pensamiento crítico y creativo, el único capaz de crear verdaderos seres libres y honestos, y que solo así seremos capaces de enderezar el fatídico rumbo que llevamos, el cual nos dirige directamente al abismo social (vía desigualdades) y al abismo medioambiental (vía destrucción del planeta).

Es en esta línea en la que yo valoro éste y todos los demás descubrimientos de la neurociencia: al parecer, tenemos un más que buen sustituto para ese pensamiento mágico, uno que nos puede dar la misma satisfacción y consuelo pero, a diferencia de él, sin que sea necesario convertirnos en súbditos intelectuales ni soldados-mártires.

Creo que somos muy afortunados. Estamos viviendo una época de una importancia que nosotros, como agentes directos, no podemos ni imaginar; una época que va a ser clave para el futuro de la Humanidad. Al igual que ocurrió en el siglo XVII con la incipiente Ilustración, en estos momentos se está abriendo paso un Nuevo Pensamiento que, englobando y asumiendo el pensamiento ilustrado (pensamiento éste que viene mostrando su agotamiento desde el último cuarto del siglo XX), propone a la Consciencia, por encima de la Razón, como principal vía para alcanzar la felicidad. Al igual que aquellos primeros ilustrados, estoy convencido de que el futuro del hombre es maravilloso, que podemos construir una sociedad donde el más sea sustituido por el mejor, la competencia por la cooperación y el pensamiento obediente y memorizado por el pensamiento crítico y creativo.

Aquellos primeros pensadores no vieron los resultados de sus nuevas ideas: desde entonces, se ha tardado 200 años en acabar con el Régimen Feudal y 350 en crear un foro más o menos útil para la cooperación de las naciones del mundo, pero sus principios ya son universalmente aceptados y las sociedades que, más tarde o más temprano, abrazaron las ideas ilustradas son ejemplos de organización social. ¿Cuanto tardarán las nuevas ideas en difundirse y aceptarse? ¿Otro medio milenio? No lo creo; al paso que se dan los cambios hoy en día tengo la sensación de que todo está más cerca de lo que creemos.

Sobre todo si empezamos ya, cada uno de nosotros y en todos nuestros ámbitos, a exigir honestidad y cooperación y a preocuparnos más por el bienestar de los demás, estén cerca o estén lejos.

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