viernes, 6 de diciembre de 2013

Neurosexismo: ¿Hay Sexismo en la Ciencia?

El pasado 6 de octubre, The Independent publicaba un artículo titulado "Las diferencias en la conectividad entre el cerebro del hombre y el de la mujer podrían explicar porqué los hombres son mejores leyendo mapas (y las mujeres lo son recordando conversaciones)". Cita un estudio de la Universidad de Wisconsin, titulado Diffusion Tenor Imaging of the Brain, que viene a decir que, utilizando las técnicas DTI, se ha podido saber que las conexiones neuronales del hombre son más intensas en el interior de cada hemisferio, mientras que las de la mujer los son entre los dos hemisferios. El estudio ha sido divulgado en la PNAS (Proceedings of the National Academic of Sciences, de Estados Unidos).

Un medio de comunicación serio informando sobre un estudio realizado por catedráticos de una universidad de prestigio y divulgado por una reconocida revista científica. Un triple A, una información que cumple con los estándars de este blog y que, probablemente, habríamos divulgado de haberla conocido en su tiempo.

Interesante, ¿no? Sí, pero cuidado.

Ayer mismo, Popular Science publicaba un artículo de Cordelia Fine, de la Universidad de Melbourne, en el que analizaba los procedimientos, resultados e interpretaciones de dicho estudio. La señora Fine reconocía la calidad de la DTI y los datos resultantes, pero no compartía la interpretación de los mismos. Muy someramente, venía a decir que dicho estudio carecía del análisis de otros factores que, además del género, pudieran explicar dicha diferencia, como el tamaño del cerebro, por ejemplo. Además, y vamos entrando en harina, declaraba que los científicos que investigan las diferencias entre sexos tienen una gran responsabilidad a la hora de publicar sus estudios, sobre todo por cómo los prejuicios sociales pueden afectar a sus investigaciones y cómo la comprensión que de las mismas tiene el público en general puede acabar reforzando dichas creencias. Terminaba destacando que la ciencia tiene una oportunidad de oro para justamente lo contrario: para cambiar dichos prejuicios a través de rigurosas interpretaciones y reflexivos debates. Me ha recordado a los científicos creacionistas, los que rechazan la Evolución y su enseñanza en la escuela.

Otro análisis de una prestigiosa científica publicado en una reconocida página web.

Ciudadano Manolo no está en condiciones de analizar dichos estudios y participar en los debates que provocan, pero sí es consciente de que es el destinatario final de una cantidad ingente de información, que suele usar para entender la realidad que le rodea, con lo que tiende a tragase aquello que confirma lo que ve ("Ah!, es por esto que ocurre aquello").

Lo que queremos destacar en esta entrada es que nos toca vivir en una sociedad que tiene a su alcance toda la información que la Humanidad genera y ha generado durante miles de años, pero que la calidad y la veracidad de la mayoría de esta información es dudosa, ya que o directamente es falsa o, siendo verdadera, pudiera ser malinterpretada o, en el peor y más común de los casos, presentarse de forma tendenciosa para influir en nuestro comportamiento.

La aplicación del método ciéntifico, el gran responsable de la evolución de nuestra sociedad durante los últimos 400 años, sigue siendo la única herramienta válida para conocer la realidad que nos rodea. A pasar de ello, hemos de ser conscientes que la Sociedad de la Información nos hará llegar, sin duda, multitud de estudios científicos en su diseño y desarrollo pero con importantes lagunas en la interpretación de los resultados, cuando no mala fe

Las únicas defensas que se me ocurren son la desconfianza y la reflexión. Y estar preparados: sobre algunos temas, vamos a estar muy confundidos durante mucho tiempo.

Popular Science. Artículo de Cordelia Fine
Atículo en The Independent
Estudio de la Universaidad de Wisconsin

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