martes, 2 de abril de 2013

Redes Sociales: eficiencia vs relación.

La semana pasada Wired publicó un artículo de opinión que a mí, personalmente, me ha dado en toda la línea de flotación. Resulta que, en lo que a redes sociales se refiere, soy un sociópata, un egoísta que solo pienso en mis cosas y que no presto la debida atención a los demás. Touché!

Porque lo que nos dice Evan Selinger (autor del artículo y profesor de Filosofía en el Rochester Institute of Technology) es que, en nombre de la eficiencia, a penas dedicamos tiempo en comentar o responder lo que otros amigos nos hacen llegar a través de las nuevas TIC, algo que las normas de comportamiento no tolerarían en una relación física, vamos de las de toda la vida. Incluso se considera anticuado tener mensaje propio en el contestador, firmar los e-mails con alguna frase personal o preguntar a desconocidos por alguna dirección (esto último es ya casi una grosería ¡¿es que no tienes navegador en el móvil?!)

Efectivamente, enviar mensajes de agradecimiento o comentarios nos va a llevar más tiempo, un tiempo que, en general, se considera malgastado. El propio autor nos cuenta la discusión que tuvo a raíz del cumpleaños de su hija, por lo escueto de los mensajes de agradecimiento que ésta enviaba a los familiares y amigos que la felicitaban (algo así como thx, vamos), lo que le preocupó mucho, porque él sabe una cosa que su pequeña hija no sabe; que las relaciones entre las personas son muy frágiles y que se requiere esfuerzo para conservarlas.

Otros podrían decir que, en nombre de la eficiencia,  las normas de comportamiento digamos tecnológico aceptan los comentarios y agradecimientos cortos o incluso inexistentes. Pero lo cierto es, y aquí duele, que ese tiempo que ganamos ¿para qué lo utilizamos? Pues mayormente lo dedicamos a compartir contenidos con amigos o en las redes para que nos lean. Es decir, poco tiempo para los demás y todo para mí, lo que equivales a decir que soy yo el que establece las normas de nuestra amistad. ¿Qué relación puede soportar esto? Muy mal, muy mal.

La eficiencia lo reduce todo a un escenario de minimizar el tiempo usado, pero corroe las relaciones porque olvida que éstas se basan en el reconocimiento del esfuerzo que hace el otro.

No es que debamos abandonar los mensajes cortos; son perfectamente válidos para contactar con la gente que nos importa y que vemos poco. Un simple "cómo te va?" o un "ola ke ase" nos ayudan a a mantener vivas ciertas relaciones, pero no debemos priorizar la eficiencia por encima de la relación, en su sentido más genuino.

Por lo tanto, me diréis lo que opináis de este post, ¿verdad?

Artículo de opinión original en Wired


No hay comentarios:

Publicar un comentario