jueves, 3 de abril de 2014

¿Y si la Felicidad fuese algo físiológico?

Supongamos que se os aparece el Genio de la Lámpara Maravillosa: ¿qué opción de entre las tres siguientes elegirías, si solo pudieráis elegir una?:

     1) Un aumento de sueldo del 30%
     2) Un buen ambiente en el trabajo
     3) Un nivel de fósforo adecuado en la sangre.

A pesar de que cada persona es un mundo y que nuestras circunstancias son diferentes, os diré que, en general, si habéis elegido tener un nivel adecuado de fósforo en la sangre sabéis muy bien de que va esto de la felicidad. Aquellos que, por contra, habéis elegido un buen ambiente en el trabajo tampoco vais muy desencaminados, pero pasáis por alto algo muy importante. Sin embargo, los que habéis elegido el aumento de sueldo estáis dándole la espalda a vuestro bienestar, pues pudiera ser que estuvierais difiriendo al futuro una "posible", pero no tan "probable", felicidad. Vamos, como una rifa.


Digo ello porque, al parecer, la felicidad es un estado fisiológico del cuerpo, un estado que se da cuando el cerebro comprueba que no hay ninguna amenaza para la vida. Si esto es así, para ser felices lo único que tenemos que hacer es facilitarle al cerebro su trabajo, es decir, dedicarnos a mejora aquellas cosas que el cerebro comprueba constantemente si están bien o si, por el contrario, no funcionan adecuadamente.

Consecuentemente, la siguiente pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué es lo que comprueba nuestro cerebro? Si respondemos adecuadamente a esta pregunta no tendremos ningún problema en alcanzar la felicidad, ¿no? Pues bien, el cerebro lo comprueba todo y, además, lo comprueba todo miles de veces por segundo: la tensión arterial, la eliminación de los residuos del cuerpo, el ritmo cardíaco, el nivel de azucar en la sangre, la seguridad del lugar en que nos encontramos, el estado anímico de la gente que nos rodea y miles de cosas más, y finalmente, pero solo finalmente y representando menos del 1% de dichas comprobaciones, hace previsiones del futuro, previsiones que además son sesgadas y que están basadas en nuestras experiencias cognitivas, o sea en nuestras creencias y experiencias.

Y este es el problema, precisamente. De todas las comprobaciones que hace el cuerpo, la gran mayoría las hace de forma subconsciente, y solo esa pequeña parte, la previsión de futuro, es la que hacemos conscientemente. Y esta es nuestra cruz, la consciencia: nuestro cerebro podría estar diciéndonos con miles de mensajes que todo va razonablemente bien y nosotros caer enfermos, incluso suicidarnos, en base solo a una pequeña parte de todo lo que nos afecta.

Mi consejo es que dejemos para el futuro lo que es del futuro y que nos dediquemos a ser felices, a mejorar aquello que sabemos que el cerebro ya está comprobando ahora y que va a comprobar dentro de un segundo otra vez. ¿Qué necesitamos "realmente", "físiológicamente", para ser felices? ¿Salud? Cuidémosla. ¿Estar con los nuestros? Hagamos esfuerzos para pasar juntos el mayor tiempo posible. ¿Que la gente que nos rodea sea feliz? Pongamos todo nuestro empeño en ello ¿Que el entorno sea seguro y agradable? Pues a dedicarle atención y a mejorarlo todo lo posible.

Desde luego que no va a ser fácil. Muchas de esas acciones que propongo o no dependen en exclusiva de nosotros o tienen muchas barreras para desarrollarse, si no es que son imposibles.

Muchas, sí, pero no todas.


2 comentarios:

  1. Pero, lo más importante ahora; ¿tú estás bien?.....Por otro lado, se sobrentiende que esta teoría sostiene que debemos aferrarnos más a nuestras sensaciones, intuiciones y sentimientos que a la propia razón. ¿Es así?

    Gracias y saludos

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    1. Así es. No es que debamos olvidarnos de la razón; solo hay que ponerla en su sitio, ahora que vamos conociendo como funciona el cerebro y cuán importantes son las emociones para nuestra supervivencia y felicidad. Espero que tú y los tuyos estéis todos bien. Keeping fine!

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